Grabadora y pintora uruguaya nacida en la localidad rural de Minuano del Departamento de Colonia, el 2 de febrero de 1923. Se graduó como enfermera y ejerció esta profesión desde 1944 hasta 1967 en dependencias del Ministerio de Instrucción Pública. En 1943 se inscribió en la Escuela de Bellas Artes de la cual egresó. En 1950 obtuvo una beca de estudios que le permitió profundizar su formación en París junto a Fernand Léger y André Lhote. Desde entonces se dedicó al estudio y la producción de grabados. Fue fundadora del Club de Grabado de Montevideo junto a Susana Turiansky y Nicolás Loureiro en 1953, del que integró su comisión directiva por más de veinte años. En 1967 obtuvo el premio adquisición en el XV Salón Municipal de Artes Plásticas por su obra “Retrato de la artista”, pieza que también recibió el premio “Posada” a la mejor xilografía en la Exposición de La Habana. Entre 1968 y 1973 desarrolló sus series de grabados “Novias muy enojadas” y “Novias revolucionarias”. En 1976 debió exiliarse primero en Perú y luego en México, países donde exhibió sus obras y ejerció la docencia. Entre sus exposiciones individuales en el exterior se destaca una retrospectiva de su obra realizada en el Museo Carrillo-Gil en México en 1983.Desde su regreso a Uruguay en 1986, continuó ejerciendo como artista y docente en su taller independiente “José Guadalupe Posada”. En 2006 recibió el Premio Figari por su trayectoria. Muere en Montevideo, el 4 de enero de 2017.

“Cuando me transformé en artista lo que me interesaba era comunicarme con la gente, y ahí fue que elegí más el grabado que la pintura, a pesar de que empecé a pintar antes que a grabar. El grabado me dio el camino hacia lo que yo quería… Con un grabado en madera podés sacar miles de estampas y todo el mundo puede tener un original en su casa, mientras que de una pintura no. Primero, que la pintura no llega así fácilmente. Tenés que ir a una galería, cosa que es un absurdo, y eso no está al alcance ni del dinero ni de la cultura del pueblo”, dijo la artista en una entrevista que le realizó Pablo Thiago Rocca.

Sobre la serie “Novias revolucionarias”, en la página del Museo Nacional de Artes Visuales de Montevideo (MNAV), dice esto: “La inicia como un manifiesto de protesta irónica contra el matrimonio concebido como una pérdida de libertad y se convertiría, en la época de dictadura, en símbolo de protesta. Las mujeres solas y la estética del grabado tan asociada a períodos determinados de la cultura y del país, aludían en el imaginario local a madres y novias con hijos o maridos presos, exiliados o desaparecidos”.

Prohibida su reproducción sin la autorización correspondiente.
El Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM agradece al Museo Nacional de Artes
Visuales de Montevideo, Uruguay, el apoyo con las imágenes facilitadas.